sábado, 30 de agosto de 2008

"Fresotas con Lana y Nacos Pobres"

LA HISTORIA DE TODAS LAS SOCIEDADES (hablo desde la historia oficial) que han existido hasta nuestros días es la lucha de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores u oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionariade toda la sociedad o el hundimiento de las clases beligerantes. La moderna sociedad NICE que ha salido de entre las ruinas de la sociedad feudal no ha abolido las condiciones de clase. Únicamente ha sustituido las viejas clases, las viejas condiciones de opresión, las viejas formas de lucha por otras buenas. Nuestra época, la época de ser NICE, se distingue, sin embargo, por haber simplificado las contradicciones de clase. Toda la sociedad va dividiéndose, cada vez más en dos grandes campos enemigos, en dos clases que se enfrentan directamente : los que compran lo que se les pega la pinche gana y los que nos quedamos con las ganas.

La burguesía ha desempeñado en la historia un papel altamente revolucionario: hizo Walt Mart, McDonalds, Las Vegas, Disney, Starbucks, la tele, los teibols... y un chingo de cosas chidas que se antojan un buen. Una revolución continua en la producción, una incesante conmoción de todas las condiciones sociales, una inquietud y un movimiento constantes distinguen la época burguesa de todas las anteriores. Todas las relaciones estancadas y enmohecidas, con su cortejo de creencias y de ideas veneradas surante siglos, quedan rotas; las nuevas se hacen añejas antes de haber podido osificarse. Todo lo estamental y estancado se esfuma; todo lo profano es sagrado.


Los bajos precios de Walt Mart constituyen la artillería pesada que derrumba todas las murallas contra China y hacen capitular a los bárbaros más fanáticamente hostiles a los extrajeros. Obliga a todas las naciones si no quiere sucumbir, a adoptar el modo de consumo burgués, las constriñe a introducir la llamada civilización, es decir, a hacer hamburguesas. En una palabra: se forja un mundo a su imagen y semejanza...

¡Seamos realistas, pidamos lo posible!: No queremos cambiar el orden establecido, queremos ser los que no dejan cambiarlo. Queremos consumir ya, hasta que se vuelva un performativo de nuestra ontología, o sea, a lo más cabrón que se pueda; lo "superfluo" es una necesidad; el placer, un imperativo ético.

¡Hedonismo o muerte!
¡Consumo, ya!
¡Patria para nadie!